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Volver a tener energía: ¿qué hábitos están drenando la tuya sin que lo notes?


¿Por qué te sientes agotado si estás haciendo “todo bien”?


Te levantas temprano. Te esfuerzas en el trabajo. Cumples con tus responsabilidades. Incluso tratas de comer sano cuando puedes. Pero algo no cuadra. Tu cuerpo ya no responde como antes, tu energía se agota al mediodía, y tu mente salta de una cosa a otra sin foco ni claridad.


Has probado de todo: dietas, suplementos, entrenamientos exigentes… pero sigues igual o peor. Y lo peor es que empiezas a pensar que esto es “normal” a tu edad, o que simplemente tu cuerpo te está fallando.


No es así. Tu cuerpo no te está fallando: te está hablando.



  1. La multitarea: la trampa del “rendimiento”


Vivimos convencidos de que hacer más a la vez nos hace más productivos. Pero la ciencia dice lo contrario.


Persona trabajando con múltiples dispositivos a la vez, mostrando el impacto invisible de la multitarea en la energía mental.

¿Qué dice la evidencia?


Estudios de la Universidad de Stanford demuestran que las personas que realizan multitarea frecuente son menos eficientes, más distraídas y tienen mayor desgaste cognitivo que quienes se enfocan en una sola tarea a la vez (Ophir, Nass & Wagner, 2009).


Cada vez que cambias de tarea —revisar WhatsApp mientras respondes un mail, por ejemplo— tu cerebro pierde energía en el reenganche. Este “costo invisible” se traduce en fatiga mental acumulada.


¿El resultado?


Saturación, falta de concentración y esa sensación de “agotamiento mental” que te acompaña incluso al terminar el día.



  1. Pantallas todo el día, sin pausas ni límites


El tiempo frente a pantallas no solo afecta tu visión o tu postura. También impacta en tu energía, tu sueño y tu regulación emocional.


Uso excesivo de pantallas en la noche, afectando el descanso y la regeneración energética.

¿Qué dice la evidencia?


Exponerse a pantallas por más de 6 horas al día se asocia con alteraciones del ritmo circadiano, menor producción de melatonina y mayor ansiedad (Harvard Medical School, 2020).


Y si además te expones a luz azul por la noche, tu descanso se vuelve superficial e insuficiente, incluso si duermes 7 u 8 horas.


¿El resultado?


Despiertas cansado, tu energía no se recupera y el ciclo se repite.



  1. Comer sin conexión: cuando el piloto automático dirige tu alimentación


No se trata solo de lo que comes, sino de cómo lo comes.


Comer apurado, frente a una pantalla, o sin prestar atención a tus señales internas es una de las formas más comunes de drenar energía.


Persona comiendo frente al computador sin prestar atención, ejemplo de alimentación inconsciente que roba energía.

¿Qué dice la evidencia?


El Institute for the Psychology of Eating destaca que comer en estado de estrés o distracción reduce la absorción de nutrientes hasta un 60%, favorece la inflamación digestiva y aumenta los antojos (Marc David, 2012).


Además, esta desconexión perpetúa un círculo vicioso: comes para tener energía, pero terminas más pesado, inflamado o con bajón post comida.


¿El resultado?


Digestiones lentas, hinchazón, fatiga después de comer y pérdida de control sobre tus elecciones.



  1. Vivir sin propósito claro: un factor subestimado


El cansancio no siempre es físico. Muchas veces, el vacío emocional y la desconexión con lo que te mueve son las verdaderas raíces del agotamiento crónico.


Profesional reflexionando sobre su propósito de vida, representando el vacío emocional como causa del agotamiento.

¿Qué dice la evidencia?


Investigaciones sobre longevidad y bienestar (Blue Zones Research) muestran que las personas con un sentido claro de propósito (“ikigai” en la cultura japonesa) presentan menos estrés, mejor salud cardiovascular y más energía vital en su día a día.


Cuando no sabes para qué te estás esforzando, todo pesa el doble. Incluso lo que te gustaba, se vuelve rutinario. Y si tu cuerpo lo siente, tu salud lo refleja.



  1. Sección práctica: ¿Cómo empezar a recuperar tu energía HOY?


No necesitas hacer todo perfecto. Pero sí puedes tomar decisiones pequeñas y consistentes. Aquí te dejo algunos pasos para comenzar:


✅ 1. Haz una sola cosa a la vez (y hazla bien)


Crea bloques de 25 a 45 minutos de enfoque profundo sin distracciones. Luego, regálate una pausa real de 5 a 10 minutos. Esto regenera tu foco y tu energía mental.


2. Corta pantallas al menos 60 minutos antes de dormir


Aprovecha ese tiempo para leer, escribir en un diario, meditar o simplemente estar en silencio. Tu sistema nervioso te lo va a agradecer.


✅ 3. Practica 5 minutos de alimentación consciente por día


Elige una comida y come sin pantallas, en silencio, masticando con atención. Observa tu nivel de saciedad y cómo te sientes después.Verás cambios desde la primera semana.


✅ 4. Reconecta con lo que te da sentido


No necesitas grandes respuestas. Empieza por pequeñas preguntas:


  • ¿Qué disfruto de verdad?

  • ¿Qué actividad me hace sentir vivo?

  • ¿Qué quiero experimentar más?


Hábito saludables diarios para recuperar energía: alimentación consciente, respiración, descanso y enfoque.

Anótalo. Esa claridad es más energizante que cualquier suplemento.



Recuperar tu energía no se trata de hacer más, sino de hacer distinto.


No necesitas dietas, pastillas ni rutinas imposibles. Necesitas volver a escuchar a tu cuerpo, simplificar, reconectar y darte el permiso de vivir desde otro lugar.



Referencias bibliográficas


  1. Ophir, E., Nass, C., & Wagner, A. D. (2009). Cognitive control in media multitaskers. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106(37), 15583–15587.

  2. Harvard Medical School (2020). Blue light has a dark side. Retrieved from: health.harvard.edu

  3. David, M. (2012). The Slow Down Diet: Eating for Pleasure, Energy, and Weight Loss. Inner Traditions.

  4. Buettner, D. (2010). The Blue Zones: Lessons for Living Longer From the People Who’ve Lived the Longest. National Geographic Books.


 
 
 

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